De acuerdo con el análisis “La empatía como motor de la labor docente”, realizado por Juan Alejandro Badillo, el profesor enfrenta el reto de transmitir esperanza.

Sismos, pandemia y crisis económica marcan a generación de estudiantes en Puebla

La actual generación de estudiantes está marcada por sismos, pandemias, crisis económica y otros problemas del entorno, ante lo cual, el reto de los docentes se encuentra en ser empáticos en medio de un clima de dificultades.

Según el análisis “La empatía como motor de la labor docente”, realizado por Juan Alejandro Badillo Cervantes, especialista en procesos educativos de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), el profesor enfrenta el reto de transmitir esperanza ante los estudiantes.

Al realizar un balance sobre la experiencia educativa en una década, se aprecia una evolución de un mundo cada vez más hostil, ante lo cual, la labor docente es fundamental como engranaje central de todo el sistema educativo.

“Es él quien da la cara al alumno y quien se asegura que desarrolle alguna habilidad que le permita sortear el futuro.

La relación humana que se establece en un aula aún puede transformar la mente de un joven más allá de programas obsoletos y de la educación convertida en un artículo de mercado”, destaca el análisis.

Actualmente, se pueden apreciar los costos que se tienen que pagar luego de que abandonó el contacto físico con el alumno durante el periodo de confinamiento en el que costó trabajo dar seguimiento a personas de las cuales no sabe casi nada.

Ante el regreso a los salones de clases, los docentes sintieron un alivio porque ya no estarían como autómatas atrás de una pantalla, pero se enfrentan a un mundo nuevo, un mundo con más restricciones y dificultades.

La pandemia de la covid-19, antes y después de las clases en línea, mostró la delicada situación que viven muchos alumnos como problemas depresivos, hogares fragmentados por el deceso de alguno de los padres y un sinfín de inconvenientes económicos.

“Quizás, lo más importante, es la sensación de que no existe un futuro o que éste, repentinamente, llegó en una versión que pocos esperaban. Los maestros funcionaron como una barrera de contención y, sin embargo, nunca hubo un plan especial para ellos”, apuntó.

El especialista en temas educativos resaltó que, en medio del ciclo escolar con clases presenciales, los programas siguen con pocas adecuaciones y la carga laboral para los docentes se mantiene con todas las complejidades.

En medio de la pandemia de la covid-19 que comenzó en marzo de 2022 y que continúa con diferentes olas de contagios, la dinámica productiva no se detuvo para las actividades esenciales incluyendo el ciclo escolar.

“La pandemia nos enseñó a los docentes que el equipo nos falla, no tenemos las herramientas adecuadas y la estructura está a punto del colapso, pero en el aula aún puede surgir la empatía y una solidaridad volátil que se tiene que renovar todos los días”, resaltó.

Al igual que los porteros de los equipos de fútbol, si los docentes cometen un error, todos hablarán de ellos y no de las difíciles circunstancias que lo rodean.

“Sin embargo, el sólo hecho de estar ahí, de representar una incierta esperanza, hace que te lances para tratar de impedir el gol. Así, mientras el balón va al fondo de las redes, intentamos salvar a los estudiantes y al mundo”.

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