Al menos 15 secuestros se han registrado en lo que va del año en el estado de Puebla, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Aunque la cifra no es la más alta a nivel nacional, refleja un riesgo latente que persiste en la entidad.
Enero fue el mes con mayor número de casos, lo que generó inquietud entre las autoridades. En los meses siguientes, las cifras bajaron, pero el delito no desapareció, manteniéndose activo con casos aislados.
Este comportamiento irregular dificulta establecer patrones claros de prevención. Las autoridades se enfrentan al reto de actuar sin señales consistentes sobre cuándo o dónde podrían ocurrir nuevos casos.
En cuanto al perfil de las víctimas, los datos muestran que hombres y mujeres han sido afectados, aunque en mayor proporción los varones. Esto sugiere que el delito no distingue género, sino oportunidad.
Organizaciones sociales han señalado la necesidad de fortalecer los protocolos de atención a víctimas y de investigar a fondo cada caso. También se insiste en la coordinación entre fiscalías, policía y ciudadanía.
Mientras tanto, se espera que las autoridades presenten resultados más concretos en las próximas semanas, especialmente ante el cierre del primer semestre del año, cuando se revisarán las cifras oficiales.
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