Protesta y quema en Acatzingo, Puebla, por liberación de detenidos

Al exigir la liberación de dos detenidos, habitantes de Acatzingo, Puebla, desataron una protesta violenta que culminó con la quema de la puerta del Palacio Municipal y una patrulla local. La reacción se produjo luego de que las autoridades se negaron a entregar a los arrestados, lo que enfureció a la comunidad, cansada de la creciente inseguridad.

En respuesta a los hechos, el Gobierno del Estado de Puebla activó de inmediato el Protocolo Contra Linchamientos para proteger la integridad de todos los involucrados.

La protesta se originó cuando dos presuntos delincuentes fueron detenidos tras intentar robar un mototaxi en la zona de San Juan Cozac. Los pobladores, indignados por la captura y la negativa de las autoridades a entregarlos, exigieron que los liberaran.

Apenas unos pocos agentes de seguridad estaban presentes en el lugar: tres elementos de la Secretaría de Marina y un policía municipal. Esta escasa presencia de autoridad incrementó la frustración de los residentes, quienes señalaron la falta de medidas eficaces frente a la creciente ola de delitos en su comunidad.

Los videos del incidente se difundieron rápidamente en redes sociales, donde los mototaxistas y otros habitantes expresaron su descontento. Aprovecharon la protesta para exigir más seguridad y criticar la falta de acción del gobierno local, encabezado por Germán Coleote Jiménez.

Según las versiones locales, los detenidos fueron capturados tras intentar robar un mototaxi, pero fueron entregados a las autoridades sin represalias inmediatas, lo que generó aún más enojo. Los pobladores acusaron a las autoridades de ser permisivas con los delincuentes y decidieron tomar la justicia en sus propias manos.

La zona de San Juan Cozac, afectada por constantes robos a mototaxistas, fue el epicentro de la protesta. La falta de respuesta efectiva por parte del gobierno local ante la creciente inseguridad llevó a los habitantes a sentirse abandonados, lo que motivó la drástica acción.

El ataque al Palacio Municipal y la quema de la patrulla reflejan el nivel de desesperación en Acatzingo. Los habitantes sienten que no pueden confiar en las autoridades para garantizar su seguridad, lo que pone en evidencia la creciente desconfianza hacia las instituciones y la incapacidad del gobierno local para resolver los problemas de inseguridad en la región.

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