Itzel Pérez encontró que la comunicación asertiva es un método indispensable para el acercamiento con jóvenes.

Urgente atender señales de riesgo en adolescentes de Puebla

Una persona es adolescente desde los 10 hasta los 19 años, periodo que comprende la cúspide del desarrollo en aspectos físicos, emocionales, sexuales y mentales; por ello, es necesario atender sus señales de riesgo.

Itzel María Pérez Méndez, investigadora de la Universidad Iberoamericana Puebla, explicó que los estímulos externos juegan un papel protagónico durante la pubertad, pues muchas problemáticas propias de esta etapa son de carácter psicosocial.

Explicó que el consumo de alcohol y drogas, vida sexual irresponsable, trastornos alimenticios, depresión o suicidio son algunas de las principales conductas de riesgo, mismas que pueden convertirse en catalizadores de situaciones más complejas como la falta de autoestima; violencia intrafamiliar; proyectos de vida débiles; desinterés o abandono escolar, y la falta de inteligencia emocional.

“Los estilos de vida y las relaciones interpersonales pueden ser determinantes en el día a día del adolescente. Los jóvenes comienzan a moverse hacia el exterior motivados por la curiosidad de conocer el mundo que los rodea. Los primeros acercamientos con el alcohol y el tabaco son algunos factores de riesgo”, explicó.

La investigadora de la Ibero Puebla destacó que en la etapa intermedia de las adolescencia, entre los 14 y los 17 años ocurre el distanciamiento afectivo con las familias para comenzar a acercarse a los pares en busca de afinidad en intereses.

“Entre los 14 y los 17 años, se trata del periodo de mayor propensión a participar en actividades de riesgo; mientras que en la adolescencia tardía, de los 17 a los 19 años, se consolidan las bases de la identidad y autonomía, donde las experiencias y el acompañamiento adulto le dan al joven un primer bagaje de madurez”, apuntó.

Pérez Méndez encontró que la comunicación asertiva es un método indispensable para el acercamiento con jóvenes de secundaria y bachillerato.

“Se trata de una forma de interacción en la que se reconocen las ideas y sensibilidades propias y de los demás. La base es cultivar una actitud abierta y de respeto. La clave está en escuchar y poder dialogar con nuestros hijos. Normalmente queremos decirles que las cosas son así y punto, cuando son personas en busca de su identidad que necesitan ser escuchados”, añadió Pérez Méndez.

En encuentro con padres de familia y tutores de la Prepa Ibero, la investigadora comentó que algunas acciones asertivas incluyen educar en la responsabilidad; establecer límites y normas a cumplir; inculcar habilidades sociales; impulsar el autoconcepto positivo y realista, y mantener la atención frente a cambios en la conducta que se puedan presentar.

“Tenemos que estar al día de los temas de sus intereses o que los rodean, porque nos va a permitir saber qué influye en mi hijo”, apuntó.

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